Las preguntas que uno se hace no siempre encuentran el marco adecuado para que las responda quien debe hacerlo. Hay que intentarlo.
El aborto es dar muerte a un ser humano. Para las clínicas abortistas, es un inmenso negocio.
El aborto es dar muerte a un ser humano. Para las clínicas abortistas, es un inmenso negocio.
Sin embargo ¿es el aborto el final, o es tan solo el principio del negocio? Esto es una invitación a pensar.
¿Se destruyen, - es decir, se incinera o se inhuman- convenientemente esos restos humanos abortados? ¿Dónde y quien lo garantiza?
¿Si a la madre no le interesa esa criatura, le pueden interesar a alguien?
En un Estado de Derecho, la legislación es la que debe marcar el cauce de las relaciones adecuadas. ¿Ha previsto la ley lo que debe hacerse con los restos humanos abortados? ¿Hay vacíos legales o resquicios legales para que se puedan utilizar esos restos que su legítima dueña no reclama?
¿Puede el dinero interesarse por los restos abortados, fetos y embriones -fallecidos o no-? Y en las reproducciones asistidas, ¿qué se hace de los otros óvulos fecundados? ¿Pueden darse óvulos fecundados de especies diferentes? (Según un informe, “un grupo de científicos estadounidenses está intentando armar el primer banco de embriones humanos clon, mientras que otro equipo retomó su controvertida clonación de embriones a partir de elementos en parte humanos y en parte vacunos”) ¿No hay riesgos aquí?
Un feto es una “mina” de células madre. También la placenta y el cordón umbilical. Esa mina o fábrica es un “coto” apetecido por científicos e investigadores de muy diverso pelaje y con muy diversas intenciones”
Sabemos de su utilización más por lo que no se dice, que por lo que nos cuentan. Este colectivo está, amparado por el afán de investigar, pero sobre todo protegido por el dinero de un negocio que en torno a él se mueve.
Han trascendido a la opinión pública, el tema de las CENIZAS, de la Eutanasia, en el lago suizo. Pero también, hace muchos años-más de 25- trascendió en Austria, y en Méjico y en USA, la utilización de fetos y embriones para la Industria COSMÉTICA y FARMACEUTICA.
En países con una legislación muy permisiva, y últimamente ya también en occidente, se ha venido utilizando en todo o en parte fetos humanos, células embrionarias y células madre, con fines regenerativos.
El desarrollo y la especialización de los investigadores y laboratorios en una fase muy avanzada, utilizan en lugar de la cirugía invasiva, fármacos para producir la curación o reparación.
Una asociación, FARCOSALUD (Farmacia, cosmética y salud) lanza esta pregunta: ¿Qué tomamos? ¿Se utilizan fetos humanos en la industria farmacéutica y cosmética? ¿Qué utilizamos para la belleza? ¿Puede existir riesgo para la salud en la nuctricosmética?
Muchas personas no están dispuestas a alimentarse con sus propios hijos, ni embellecernos con sus restos. Entre otras muchas razones, porque son un peligro.
Como decía V. Hugo «es lamentable pensar que la naturaleza habla, mientras el género humano no la escucha».
¿Se destruyen, - es decir, se incinera o se inhuman- convenientemente esos restos humanos abortados? ¿Dónde y quien lo garantiza?
¿Si a la madre no le interesa esa criatura, le pueden interesar a alguien?
En un Estado de Derecho, la legislación es la que debe marcar el cauce de las relaciones adecuadas. ¿Ha previsto la ley lo que debe hacerse con los restos humanos abortados? ¿Hay vacíos legales o resquicios legales para que se puedan utilizar esos restos que su legítima dueña no reclama?
¿Puede el dinero interesarse por los restos abortados, fetos y embriones -fallecidos o no-? Y en las reproducciones asistidas, ¿qué se hace de los otros óvulos fecundados? ¿Pueden darse óvulos fecundados de especies diferentes? (Según un informe, “un grupo de científicos estadounidenses está intentando armar el primer banco de embriones humanos clon, mientras que otro equipo retomó su controvertida clonación de embriones a partir de elementos en parte humanos y en parte vacunos”) ¿No hay riesgos aquí?
Un feto es una “mina” de células madre. También la placenta y el cordón umbilical. Esa mina o fábrica es un “coto” apetecido por científicos e investigadores de muy diverso pelaje y con muy diversas intenciones”
Sabemos de su utilización más por lo que no se dice, que por lo que nos cuentan. Este colectivo está, amparado por el afán de investigar, pero sobre todo protegido por el dinero de un negocio que en torno a él se mueve.
Han trascendido a la opinión pública, el tema de las CENIZAS, de la Eutanasia, en el lago suizo. Pero también, hace muchos años-más de 25- trascendió en Austria, y en Méjico y en USA, la utilización de fetos y embriones para la Industria COSMÉTICA y FARMACEUTICA.
En países con una legislación muy permisiva, y últimamente ya también en occidente, se ha venido utilizando en todo o en parte fetos humanos, células embrionarias y células madre, con fines regenerativos.
El desarrollo y la especialización de los investigadores y laboratorios en una fase muy avanzada, utilizan en lugar de la cirugía invasiva, fármacos para producir la curación o reparación.
Una asociación, FARCOSALUD (Farmacia, cosmética y salud) lanza esta pregunta: ¿Qué tomamos? ¿Se utilizan fetos humanos en la industria farmacéutica y cosmética? ¿Qué utilizamos para la belleza? ¿Puede existir riesgo para la salud en la nuctricosmética?
Muchas personas no están dispuestas a alimentarse con sus propios hijos, ni embellecernos con sus restos. Entre otras muchas razones, porque son un peligro.
Como decía V. Hugo «es lamentable pensar que la naturaleza habla, mientras el género humano no la escucha».
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